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Infancias viven con miedo; urge prevención de adicciones

En las calles, en la escuela y en sus propias casas, hay niñas y niños en Sinaloa que crecen en un ambiente donde la violencia es parte de su día a día. Incluso, el 92% de alumnas y alumnos encuestados por Sociedad Educadora expresó sentir miedo a su entorno.

En esta organización realizamos un análisis en 41 escuelas de Culiacán, Mazatlán, Ahome, Salvador Alvarado, Guasave, Navolato y Badiraguato, aplicando encuestas directamente en las aulas para conocer los factores de riesgo que influyen en la toma de decisiones de niñas y niños de entre 10 y 12 años. Este levantamiento de información forma parte de una investigación que comenzó en septiembre de 2024 y sigue en curso, los datos presentados aquí son hallazgos al corte de enero.

Los resultados hasta ahora son alarmantes y dejan en evidencia una realidad urgente: la violencia, la falta de espacios seguros y la escasa formación en habilidades socioemocionales están generando condiciones que pueden llevar a las infancias por caminos peligrosos, entre ellos, el consumo de drogas.

Crecen con miedo, sin saber cómo reaccionar

El miedo es una constante en la vida de estos niños y niñas. Un 92% de los alumnos encuestados confesó sentir miedo, un sentimiento que debería ser la excepción y no la norma en su desarrollo. Este miedo no es infundado: el 80% de los alumnos tiene claro que la violencia es un problema grave en su comunidad, lo que significa que la reconocen, la viven y la enfrentan diariamente.

A pesar de ello, no cuentan con herramientas para manejar estas emociones ni para defenderse en situaciones adversas. El 64% de los niños y niñas no sabe qué hacer si alguien más los hiere o los provoca, lo que los deja en una situación de vulnerabilidad. La falta de educación socioemocional los hace susceptibles a tomar decisiones impulsivas o a dejarse llevar por el entorno, aumentando el riesgo de que, en el futuro, busquen en las drogas una vía de escape para enfrentar su realidad.

Sin espacios seguros, sin oportunidades de prevención

Otro de los hallazgos relevantes es la falta de espacios recreativos y seguros. El 39% de los estudiantes afirmó que en su comunidad no existen lugares donde puedan realizar actividades de manera libre y sin peligro. Esto no solo limita su desarrollo y bienestar, sino que también los deja sin alternativas saludables para su tiempo libre, lo que los hace más propensos a involucrarse en situaciones de riesgo.

A esto se suma que antes de nuestra intervención, la mayoría nunca había participado en actividades para prevenir el consumo de drogas. Es decir, la información y herramientas para enfrentar estos desafíos no les han sido proporcionadas ni en la escuela ni en su comunidad.

Resistencia a la presión social: una oportunidad para la prevención

No todo es negativo. A pesar de las dificultades, un 23% de los estudiantes aseguró que puede resistir la presión de sus amigos para hacer cosas incorrectas. Este dato es clave porque demuestra que, aunque existen factores de riesgo, también hay fortalezas que pueden potenciarse con intervenciones adecuadas.

El desarrollo de habilidades socioemocionales es una de las estrategias más efectivas para prevenir conductas de riesgo. Aprender a manejar emociones, tomar decisiones responsables y resistir la presión del entorno son herramientas fundamentales para que niñas, niños y adolescentes puedan construir un futuro más seguro y libre de adicciones.

 
El vínculo entre violencia, salud mental y adicciones

Es imposible ignorar la relación entre la violencia y el impacto que esta tiene en la salud mental de las infancias. Cuando un niño crece con miedo, estrés y ansiedad sin saber cómo enfrentarlos, su salud emocional se deteriora. Los traumas generados por la violencia no solo afectan su bienestar en el presente, sino que también pueden ser la antesala de problemas más graves, como el consumo de drogas.

Cuando la violencia se normaliza en la vida de los infantes, la desesperanza se vuelve parte de su forma de ver el mundo. En ese contexto, las drogas pueden parecer una vía de escape, un refugio temporal para aliviar el miedo o la ansiedad. Es por eso que abordar estos problemas desde la infancia es crucial.

Prevención: una inversión urgente

Estos resultados refuerzan la necesidad de fortalecer programas de prevención de adicciones enfocados en la salud mental y el desarrollo socioemocional de la niñez. No se trata solo de advertir sobre los peligros de las drogas, sino de brindarles herramientas para que puedan enfrentar su realidad con resiliencia y tomar decisiones saludables.

Desde Sociedad Educadora, seguimos trabajando para cerrar estas brechas con programas como el  Taller Momento de Decisión Aprende, donde niñas y niños pueden aprender estrategias para manejar sus emociones, desarrollar su autoestima y fortalecer su capacidad para resistir la presión del entorno.

La prevención no es un lujo, es una necesidad. Si queremos que la niñez tenga un futuro libre de adicciones y violencia, debemos empezar hoy, asegurándonos de que cuenten con espacios seguros, información y herramientas para crecer con bienestar y esperanza.

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