Por Sociedad Educadora
En el frágil universo de la niñez, los peligros pueden ocultarse en los lugares más inesperados. Uno de estos riesgos es la intoxicación accidental por consumo de drogas en bebés y niños.
A menudo, estas situaciones son el resultado de la negligencia de los cuidadores y la falta de conciencia sobre los peligros que acechan en los entornos cotidianos.
En 2023, al menos 7 menores de edad fueron atendidos en instituciones de Salud de Sinaloa, como el Hospital Pediátrico, por intoxicaciones agudas por consumo de sustancias. Uno de ellos murió, de acuerdo con reportes periodísticos, entre ellos, TV Azteca Noticias.
De acuerdo con el director del Hospital Pediátrico de Sinaloa, Carlos Mijail Arredondo, al menos cuatro niños fueron ingresados a esa unidad médica por consumo de fentanilo. Pero además de esta droga sintética, una decena de menores más han llegado al hospital luego de ingerir accidentalmente “cristal”, como también se le conoce a la metanfetamina. Otros han sido atendidos por consumir cocaína o marihuana.
¿Accidentes o descuido parental? ¿Cómo prevenir?
Estos casos no son simplemente tragedias individuales, son reflejo de una brecha en la conciencia colectiva sobre la responsabilidad parental y comunitaria. La prevención debe ser una prioridad en todos los niveles de la sociedad, comenzando por la educación y concientización de los cuidadores sobre los peligros asociados al consumo de drogas en el hogar.
Es esencial que madres, padres o tutores estén plenamente informados sobre los riesgos asociados con el acceso no supervisado a sustancias psicoactivas.
La educación y la concienciación son herramientas vitales para prevenir tragedias de este tipo. Los envases de medicamentos deben mantenerse fuera del alcance de los niños, preferiblemente en armarios cerrados con llave y las drogas ilícitas deben ser eliminadas de manera segura y adecuada.
La prevención de intoxicaciones accidentales por consumo de drogas en bebés y niños menores requiere un enfoque multidimensional que involucre a la comunidad en su conjunto. La colaboración entre profesionales de la salud, educadores y líderes comunitarios es crucial para implementar medidas efectivas de prevención y concientización.
En última instancia, proteger la inocencia y la seguridad de los niños pequeños es una responsabilidad compartida. Solo a través de un esfuerzo concertado y un compromiso colectivo podemos mitigar los riesgos y crear un entorno seguro y protector para las generaciones futuras.