“Cuando ganes tu propio dinero, podrás opinar”, “eres joven, no sabes”.
Joven, ¿cuántas veces has escuchado estas frases en la vida cotidiana?
Adulto, ¿alguna vez las escuchaste en tu juventud?
Es momento de detenernos y reflexionar: ¿qué es el adultocentrismo?
La Unicef, en su informe Superando el adultocentrismo (2013), señala que «el adultocentrismo se basa en ciertos privilegios por el hecho de ser adulto porque la sociedad y su cultura así lo han definido”.
Dicho esto, la sociedad ha ido ubicando la imagen del adulto como la autoridad que impone reglas y decisiones a las generaciones más jóvenes, incluso cuando no siempre está en lo correcto. Al mismo tiempo, se ha establecido la idea de que las opiniones de niños, niñas y adolescentes no tienen el mismo valor que las del mayor. Desde temprana edad, aprendemos que las ideas y conocimientos parecen tener importancia solo cuando alcanzamos la adultez, mientras que las voces de los y las más jóvenes son menospreciadas.
¿Cómo sé que estoy practicando el adultocentrismo?
Frases como “no sabe nada” o “es solo un niño, no entiende” son reflejos claros de esta actitud, al mostrar cómo subestimamos el valor de lo que niñas y niños piensan. Del mismo modo, expresiones como “se hace así porque yo soy el adulto” o “no se discute más” imponen la autoridad sin espacio para el diálogo, lo que puede afectar su autoestima y apagar su curiosidad. Estas actitudes contribuyen a crear personas más vulnerables, con dificultades para tomar decisiones, que podrían estar más expuestas a situaciones de riesgo.
Y ojo, esto no significa que debamos permitir que niñas y niños hagan lo que quieran o no establecer límites claros en su crianza y comportamiento. Hay una gran diferencia entre establecer límites con respeto —como decir “no lo hiciste bien, déjame te ayudo”— y hacerlo de manera irrespetuosa, como con frases que les quitan el derecho a expresar su opinión, del tipo “no lo haces bien, quítate, no puedes hacer nada bien”. La clave está en educar con respeto y guía, no en imponer desde la desvalorización.
Generación en marcha: escuchar y avanzar juntos
La brecha generacional también juega un papel crucial en esta discusión, reflejada en frases como “estos jóvenes de ahora y sus ideas”. Es hora de hacer un cambio real en la forma en que entendemos a las nuevas generaciones. Como sociedad, debemos dejar atrás el adultocentrismo y abrir espacios donde niñas, niños y jóvenes puedan expresarse libremente, ser escuchados y participar activamente en la toma de decisiones. No solo tienen ideas valiosas, sino que aportan una perspectiva fresca y esencial para enfrentar los retos actuales.
No se trata de «darles un lugar», sino de reconocer que ya lo tienen, y que su voz es clave para construir un futuro más justo e inclusivo. Es fundamental dejar de subestimar sus capacidades y, en su lugar, ofrecerles oportunidades para desarrollarse, crecer y proponer. Si aspiramos a una sociedad más equitativa y humana, necesitamos que las y los más jóvenes lideren el cambio.
¡Es momento de confiar en ellos y en todo lo que tienen para ofrecer!
Referencias bibliográficas:
UNICEF. (2013). Superando el adultocentrismo: Una propuesta para mejorar las relaciones intergeneracionales. UNICEF Uruguay. https://www.imageneseducativas.com/wp-content/uploads/2019/02/Superando-el-Adultocentrismo.pdf