Y tú, ¿recuerdas dónde aprendiste a tomar?

Por Nilzy Angulo
La normalización del consumo excesivo de alcohol en casa puede predisponer a menores de edad a repetir patrones, lo que los pone en un riesgo mayor.
 
¿Sueles tomar alcohol? ¿Lo haces en exceso? ¿Recuerdas dónde aprendiste a hacerlo?
El consumo de alcohol entre niñas, niños y adolescentes es hoy un tema preocupante y los adultos debemos abordarlo con medidas adecuadas de prevención, educación y apoyo.
La normalización de su consumo excesivo en casa puede predisponer a menores de edad a repetir patrones, lo que los pone en un riesgo aun mayor porque sus cuerpos y cerebros todavía no están en desarrollo.
Y es que el alcohol es una droga, y como tal, tiene efectos negativos en la salud física y mental, especialmente en los niños y adolescentes.
La exposición temprana puede llevar al consumo regular o problemático en la edad adulta. Muchas personas que hoy tienen problemas de alcoholismo tuvieron su primera experiencia durante la adolescencia, a menudo en fiestas familiares o eventos sociales.
Es importante destacar que, si bien el alcohol es legal y ampliamente aceptado en nuestro entorno, ya sabemos que su abuso tiene grave consecuencias para la salud y la vida de las personas, como los siniestros viales, por ejemplo.
Su consumo excesivo y problemático también puede dar lugar a problemas de salud, adicción, problemas legales y sociales, y puede ser la puerta de entrada a un patrón de consumo de otras drogas más peligrosas.

¿Por qué hemos normalizado tanto el consumo de alcohol?
El alcohol es una de las sustancias psicoactivas más ampliamente disponibles en muchas partes del mundo. Se vende legalmente en la mayoría de los países y podemos encontrarlo fácilmente en bares, restaurantes, tiendas e incluso en nuestras casas.
Nuestra cultura y manera de socializar nos invita siempre a tomar: simplemente si vamos a comer, a celebrar un cumpleaños, una fiesta de bautizo, hasta un funeral, en la mayoría de los casos el invitado que no puede faltar es el alcohol.
Esto ha creado una norma cultural que fomenta su consumo, a menudo desde una edad temprana. Está comprobado que la mayoría de las personas que empiezan a beber alcohol lo hacen en ambientes familiares y sociales, normalizando su uso.
Son muchas veces los padres de familia quienes introducen a sus hijos menores de edad en el consumo de alcohol, aunque sea “para probarlo”. El consumo moderado de alcohol es socialmente aceptable y se ve como una parte normal de la vida. Esto puede llevar a una minimización de los riesgos asociados con el alcohol y alentar su consumo temprano.
El alcohol no necesita promoción, pero, aun así, la industria invierte grandes cantidades de dinero en publicidad de sus productos. Estas campañas publicitarias a menudo presentan el alcohol como algo aspiracional, elegante y divertido, lo que puede influir en la percepción de las personas, especialmente de los jóvenes, quienes se encuentran en una etapa de búsqueda de identidad.
Desde Sociedad Educadora estamos seguras y seguros que los adultos deben ser ejemplos positivos en cuanto al consumo de alcohol. Si las niñas y niños ven a sus padres o cuidadores bebiendo de manera responsable o, preferiblemente, abstenerse de beber alcohol, es más probable que sigan su ejemplo.
Cuidar a niñas y niños del consumo de alcohol implica un enfoque preventivo, proactivo, una comunicación abierta y la creación de un ambiente de apoyo en el hogar.